SOY ARMILLISTA
SOY ARMILLISTA. De niña, muy niña, me llevaban a la plaza, y siempre me llevaban a ver a Miguel o a Fermín Espinosa. Viajaba a distintas ciudades para ir a verlos. Pasaba el tiempo y conscientemente empezaban a gustarme las corridas de toros. Mis gustos personales se iban dibujando, o cuando mi papa pegaba un olé bien pegado, sin saber porque, sabía que eso era algo bueno y bonito, y que tenía que gustarme a mí también. Y armillista fui. Llena de nervios iba a los toros, sufría con los abucheos para Miguel, pasaba miedo con Fermín. Gozaba cuando había faenas. Disfrutaba el grito de olé de mi papa que retumbaba por toda la plaza. Y se fue uno…y se fue otro. Y regreso uno, y no regreso el otro. Y entre broma y broma, comenté que yo me retire como aficionada el día que se retiró Miguel. No fue así. Seguí yendo a las plazas y disfruté una faena y goce otra, y soñé con una y salí toreando de la plaza con otra. Sigo a un torero y me interesa ver a otro. Me ilusionó uno y m