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SOY ARMILLISTA

SOY ARMILLISTA. De niña, muy niña, me llevaban a la plaza, y siempre me llevaban a ver a Miguel o a Fermín Espinosa. Viajaba a distintas ciudades para ir a verlos. Pasaba el tiempo y conscientemente empezaban a gustarme las corridas de toros. Mis gustos personales se iban dibujando, o cuando mi papa pegaba un olé bien pegado, sin saber porque, sabía que eso era algo bueno y bonito, y que tenía que gustarme a mí también. Y armillista fui. Llena de nervios iba a los toros, sufría con los abucheos para Miguel, pasaba miedo con Fermín. Gozaba cuando había faenas. Disfrutaba el grito de olé de mi papa que retumbaba por toda la plaza. Y se fue uno…y se fue otro. Y regreso uno, y no regreso el otro. Y entre broma y broma, comenté que yo me retire como aficionada el día que se retiró Miguel. No fue así. Seguí yendo a las plazas y disfruté una faena y goce otra, y soñé con una y salí toreando de la plaza con otra. Sigo a un torero y me interesa ver a otro. Me ilusionó uno y m

El miedo de niña

 Por la inocencia de vida, durante 3 años mi concepto de miedo y maldad era muy limitado. Tenía miedo de un día no volver a ver a mis papás   y la bruja de Blanca Nieves era muy mala. Le tenía miedo a las hormigas porque sabía que los piquetes ardían mucho. Y nada más. Durante 3 años muy pocas cosas malas estaban a mi alcance. Un viaje a Guadalajara lo cambió todo. Resultaba toda una aventura visitar otra ciudad. Horas de camino que me permitían pláticas con mis papás. “¿Qué es eso?”; “¿Ya llegamos?”; “Tengo Hambre”; “Quiero ir al baño”; “¿Ya llegamos?”. Cien porciento entretenimiento familiar. Llegar a Guadalajara y en automático cerrar los vidrios del coche y poner el seguro. No entender porque en otra ciudad distinta   a la mía, se tenía que hacer eso. Tenía calor y cuestioné a mis papás porque cerrábamos la ventana. Y una simple respuesta y una palabra   quedo grabada en mi memoria: Caroquintero. No supe distinguir de la palabra si significaba un nombre, un camino, una

ENSAYO - Amar a un Torero… Y disfrutar lo que en el guión no está puesto.

Su figura es la de un torero que se esfuerza demasiado. Su imagen en color, contrasta con el semblante frío. Tranquilo para liarse, alegre para vestirse… parece que casi nunca prisa tiene más que para que la corrida empiece cuanto antes. Por: María Ramírez M . Cruzando las rayas del tercio, el ágil caminar evade las flores que hoy adornan el dorado suelo. Se detiene en el centro un segundo. Luego, acelerando el paso, llega al burladero un paso después que los picadores, el pulgar diestro su frente sostiene indicando con leve reverencia el saludo al Presidente. Y así, el tan usado “cambiar la seda por el percal” tiene una dimensión nueva en lo absoluto. Lances al viento. Que lentitud, que ritmo, que gusto, que… ya habrá tiempo de desgranar ovaciones que por liturgia no se rompen en este momento de ensayo, aun las ganas dicten otra cosa, que existen vanidosas y tradicionalistas formas que se han de guardar. El cielo azul, una leve brisa refresca la plaza. Esta ll

“Carta abierta de la carta abierta, para los que leyeron la carta abierta”

Las redes sociales nos han permitido, a los aficionados al mundo del toreo, presenciar en tiempo real un diálogo entre el Maestro Julián López y el periodista André Viard. Y gracias al fácil acceso al tema, todos han opinado al respecto y yo, no podía quedar atrás. Yo también tengo, una opinión poco importante que manifestar, a raíz del tema. Cada vez leo a más aficionados cambiar de opinión de un tweet a otro, manifestarse a favor del Juli en uno y decir que André Viard no esta del todo mal en el siguiente. Tanta información, tanto tránsito de opinión de un segundo a otro, provoca un camino sinuoso, en el que da flojera caminar. Como la gran figura, actualmente el más, qué es Julián López, merece mi respeto, pero sobretodo mi atención hacia todo lo que tenga que decir dentro y fuera del ruedo. Y si me pagaran por opinar y desmenuzar la ida y vuelta de: argumentos, opiniones, acusaciones que se han dado entre el periodista André Viard y Julián López, cotizaría tanto que, ya es

Las claves y las llaves del toreo. Por José Tomás.

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“Sí, en el toreo esta presente la muerte, pero como aliada, como cómplice de la vida: la muerte hace comparsa para que la vida se afirme” Fernando Savater Y así lo ha dejado claro la figura del toreo que hasta ahora, solo se había hecho notar en el ruedo, la figura más mediática de los antimediáticos. La figura en la que su hacer, tiene eco y resonar en todos los rincones del mundo taurino. Así  ha dicho fuerte y claro: Vivir sin torear, no es vivir. El pasado 10 de mayo, durante la entrega del Premio Paquiro 2011, se ha proclamado una de las mas bellas lecciones de tauromaquia hasta ahora pronunciadas, y para asombro y para beneplácito de nosotros aficionados y apasionados al mundo del toreo, ha sido en voz del mismísimo José Tomás. Sencillo diálogo entre él y “Navegante”, encumbrada claridad de ideas derivadas del valor. Valor y objetividad de volver a representar uno de los episodios más dramáticos que se han visto en Aguascalientes, y en demás lares que comparten afic

Pero te fuiste de mí...

Mi cariño no termina, esperando tu regreso, mi grito ahogado hoy te canta: Solo quiero que me sueñes, que me abraces tiernamente y me digas al oido de lo mucho que me quieres. Cobijame los brazos que mi alma tiene frío, porque tus ojos me recuerdan de lo cruel que es el destino. Necesito que me escuches, que entiendas lo que digo. son mis gritos de esperanza de tener algo contigo. Verano 2010

Pregón Taurino, Sevilla 2003. Carlos Fuentes

ESCRITURAS PREGÓN TAURINO. SEVILLA 2003 POR CARLOS FUENTES "Viendo lidiar a Manolete en México, aquel lejano domingo de hace ya más de medio siglo, me di cuenta de la más profunda relación del alma hispánica y el alma mexicana. Mexicanos y españoles tenemos el privilegio, pero también la carga, de entender que la muerte es vida. O sea: todo es vida, incluyendo a la muerte, que es parte esencial de la vida ". Este texto fue leído en el Teatro Lope de Vega, en Sevilla, el 20 de abril de 2003. Yo fui un niño sin Fiesta. Creciendo en Santiago de Chile, Buenos Aires y la capital norteamericana, Washington, todas ellas ciudades sin corridas de toros, hube de esperar a mi regreso a México, siguiendo las peregrinaciones diplomáticas de mis padres, para ver mi primer espectáculo taurino. Mi suerte no pudo ser mayor. Una tarde del año de 1945, me estrené como taurómaco principiante, villa- melón certificado y al instante entusiasta aficionado, viendo torear en la Plaza El Toreo