Las claves y las llaves del toreo. Por José Tomás.


“Sí, en el toreo esta presente la muerte, pero como aliada, como cómplice de la vida: la muerte hace comparsa para que la vida se afirme” Fernando Savater

Y así lo ha dejado claro la figura del toreo que hasta ahora, solo se había hecho notar en el ruedo, la figura más mediática de los antimediáticos. La figura en la que su hacer, tiene eco y resonar en todos los rincones del mundo taurino. Así  ha dicho fuerte y claro: Vivir sin torear, no es vivir.

El pasado 10 de mayo, durante la entrega del Premio Paquiro 2011, se ha proclamado una de las mas bellas lecciones de tauromaquia hasta ahora pronunciadas, y para asombro y para beneplácito de nosotros aficionados y apasionados al mundo del toreo, ha sido en voz del mismísimo José Tomás.

Sencillo diálogo entre él y “Navegante”, encumbrada claridad de ideas derivadas del valor. Valor y objetividad de volver a representar uno de los episodios más dramáticos que se han visto en Aguascalientes, y en demás lares que comparten afición taurina. Una cornada que, lo obligo a parar durante 15 meses.

José Tomás siendo la sencillez misma, le encuentra sentido. Los toros le han dado demasiado. Y por consecuencia le ha dado al mundo taurino más de lo que podíamos esperar de una sola figura: arte, emoción, ilusión y algo más.

Se ha expresado gracias al toro, llegando a sublimes momentos artísticos, ha disfrutado y nos ha hecho disfrutar.

Y asumiendo que en la embestida va el ataque, sabe que tiene que “pagar tributo” y ese, ha sido la cornada. A pesar de la gravedad y de las que, hasta ese momento, desconocidas consecuencias, no hace más que agradecer todo lo que los toros le han dado. Y agradece de antemano todo los que los toros podrán seguir regalando si es que la fiesta de los toros continúa.

La figura de figuras, también nos dice que los llamados “toros para las figuras: cómodos e inofensivos”, tienen peligro, que es su naturaleza el ataque, que “en la plaza todo es de verdad”.

Este valiente señalamiento, a los que desacreditan el toro para las figuras, se hace en el mejor momento, en un tiempo en el que los “aficionados” solicitan forma, mas que fondo. Y la enorme inteligencia taurina de José Tomás nos recuerda que para llegar al arte se necesita una buena embestida, un toro con lidia de calidad, y esto, nada tiene que ver el tamaño de animal. Vale decir que a pesar de los percances que José Tomas ha sufrido, su valor sigue intacto, y se pone donde nadie mas lo hace, torea como nadie mas torea, nos ilusiona como nadie mas nos ilusiona; porque lleva su oficio con la naturalidad necesaria para convertirlo en arte.

La disciplina, esfuerzo, sentimiento, sensibilidad y pasión son elementos esenciales en la fiesta de los toros, José Tomás lo tiene claro.

Durante su obligada ausencia de los ruedos lo alimenta la ilusión. Ilusión de volver a vestirse de torero, de pisar el ruedo. Y para eso vuelve José Tomás, para volver a vivir. Para darle vida a su propia vida. Para regalar vida a nuestra vida de aficionados.

José Tomás nos regala un hermoso sumario sobre la vida de la fiesta y con extrema sencillez nos expone las claves de la fiesta:

Encuentra sentido a la existencia de la especie; sin la tauromaquia el toro de lidia no existiría. El sacrificio y disciplina que un torero debe de tener es necesario para expresarse en el ruedo. Natural aceptación que si hay vida en el ruedo, también puede haber muerte, o gravísimas cornadas que hagan al torero parar. Nos afirma que el toreo no es otra cosa, que un arte de elección que llena de plenitud la vida “con la posibilidad de templar vuestras embestidas despacito, muy despacito”.

El poder y torería que José Tomás manifiesta en cada tarde de toros, se traduce en adoptarlo como emblema de cada plaza que pisa, en su recuerdo siempre esta y en nuestro recuerdo e ilusión de aficionados siempre lo esperamos. José Tomás es nuestro, y la plaza es suya; perfecta comunión de arte y de sensibilidad para apreciarlo. Siempre plaza y público, lo hemos sufrido y lo hemos disfrutado.

Y así Aguascalientes estuvo presente: a través de un sincero y natural diálogo con “Navegante” (toro que lo hirió gravemente en la plaza Monumental). Diálogo de rara perfección, en la que José Tomás teniendo las llaves del toreo nos afirma que: vivir sin torear, no es vivir.

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