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Mostrando entradas de agosto, 2013

El miedo de niña

 Por la inocencia de vida, durante 3 años mi concepto de miedo y maldad era muy limitado. Tenía miedo de un día no volver a ver a mis papás   y la bruja de Blanca Nieves era muy mala. Le tenía miedo a las hormigas porque sabía que los piquetes ardían mucho. Y nada más. Durante 3 años muy pocas cosas malas estaban a mi alcance. Un viaje a Guadalajara lo cambió todo. Resultaba toda una aventura visitar otra ciudad. Horas de camino que me permitían pláticas con mis papás. “¿Qué es eso?”; “¿Ya llegamos?”; “Tengo Hambre”; “Quiero ir al baño”; “¿Ya llegamos?”. Cien porciento entretenimiento familiar. Llegar a Guadalajara y en automático cerrar los vidrios del coche y poner el seguro. No entender porque en otra ciudad distinta   a la mía, se tenía que hacer eso. Tenía calor y cuestioné a mis papás porque cerrábamos la ventana. Y una simple respuesta y una palabra   quedo grabada en mi memoria: Caroquintero. No supe distinguir de la palabra si significaba un nombre, un camino, una